Estamos hablando de una ecuación muy simple: cuanto mayor sea la motivación del empleado, mayor será su desempeño, y por lo tanto, más productividad aportaremos a la empresa. Muy lógico todo, ¿no?
Pero… ¿por qué impacta de esta manera en la motivación y productividad?
Situándonos en el contexto laboral, la motivación tiene un impacto positivo en la construcción de un sentido de responsabilidad por el trabajo. Esto es, que la motivación aumenta el deseo del empleado de desarrollarse, de obtener grandes logros y de tener un espíritu de autosuficiencia. Es por ello por lo que aumenta el desempeño del mismo.
Según varios estudios:
- La motivación es un factor psicológico que contribuye al nivel de compromiso.
- Tiene un impacto positivo directo en el mantenimiento de los logros en el mundo del trabajo, ya que incita a los empleados a seguir esforzándose en producir resultados de desempeño efectivos.
Es decir, que la motivación fomenta el esfuerzo.
Otra manera de recalcar que aumenta el desempeño.
Pero… ¿por qué?
Porque la motivación es una forma de dar dirección e intensidad al comportamiento humano. Dicho con otras palabras, es uno de los motivos que llevan al empleado a tomar acción, porque aumenta el deseo para que la persona actúe. Y resulta, por lo tanto, una parte esencial para lograr las metas de la organización.
Por si todavía hay alguien que no se ha quedado convencido/a, vamos a por la otra cara de la moneda:

¿Qué consecuencias tiene la desmotivación en el contexto laboral?
Varios estudios coinciden en que las consecuencias de que los empleados estén desmotivados pueden llegar a una baja productividad, al absentismo laboral, a un aumento del índice de rotacióne incluso a la pérdida de trabajadores, aumentando así el peligro de que se cree una mala reputación en la empresa.
Ahora, volvamos a la pregunta del millón:
¿Por qué la desmotivación impacta en el rendimiento negativamente?
Es una cuestión fácil y que muchos ya la daréis por hecho.
- La falta de motivación en el trabajo puede hacer que el clima laboral sea “poco favorable”:
Porque afecta a nuestro estado de ánimo y hace que tengamos una actitud “poco amistosa”, lo cual influye directamente en el ambiente con nuestros/as compañeros/as de trabajo.
- La falta de motivación laboral influye negativamente en la actitud de los trabajadores, en general, y concretamente en sus ganas de formarse y desarrollarse:
Y la falta de formación, a su vez, desmotiva a los empleados porque se encuentran con dificultades que no saben resolver.
- La falta de motivación conlleva que la comunicación empeore:
Hay situaciones en las que los empleados no se sienten demasiado cómodos, por ejemplo cuando les toca hablar con sus supervisores (les crea inseguridad, incluso miedo a la hora de sugerir algo, etc.). Si le sumamos cierta desmotivación, la comunicación puede volverse incluso nula.
- La falta de motivación en el trabajo puede llegar a producir un desequilibrio entre la vida personal y la profesional:
La razón es la “simple” falta de ganas que mencionábamos anteriormente, pero esta vez refiriéndonos a la capacidad de los empleados para (auto)gestionarse. Muchos empleados no se gestionan bien y a veces no es por falta de conocimiento, sino por falta de iniciativa y por desgana.
Es más, este desequilibrio entre vida personal y profesional ha empeorado últimamente con la situación pandémica, ya que muchas personas tienen una vida profesional totalmente mezclada con la personal.
- La falta de motivación laboral puede resultar en una baja productividad y disminución de los ingresos:
Porque, tal y como todos/as sabemos después de leer la primera parte de este artículo, la motivación está directamente relacionada con el desempeño del empleado y por tanto también con la productividad de la empresa.
- La falta de motivación en el contexto laboral puede aumentar el absentismo:
La desmotivación puede generar mucho estrés. Tanto, que es muy probable que provoque un aumento del absentismo y bajas laborales.
- La falta de motivación en el trabajo puede provocar un incremento en la rotación de personal:
Cuando una persona no está motivada en su trabajo, y por lo tanto tampoco está satisfecha, es normal que intente buscar otro empleo.
- La falta de motivación en los empleados puede finalmente crear un desgaste o una mala imagen de la empresa:
Como resultado de todas las consecuencias mencionadas, es muy fácil que la reputación pueda verse afectada.
Entonces…
¿La motivación tiene un impacto en la productividad?
La respuesta es sí.
En resumen, podríamos concluir que la motivación es igual a:
- Más (y normalmente mejores) resultados.
- Mayor desempeño.
- Más calidad de trabajo.
- Mayor rendimiento.
Por lo tanto, creemos que es más que suficiente para justificar cuán importante puede llegar a ser trabajar por la motivación de nuestros empleados. Y consideramos que estamos en lo cierto cuando decimos que, para que los empleados nunca desistan de realizar su trabajo, las empresas deberían mejorar su competencia, proporcionando la máxima motivación posible, y mejorando así su desempeño y rendimiento.