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Estrategias para la desconexión laboral

Trabajo y placer no son para nada son términos incompatibles, pero es justo ahí donde viene el problema que nos lleva a la temática de la desconexión laboral. Si encontramos placer en el trabajo, más nos va a costar desligarnos de él, dejar de pensar en él, no dar más vueltas a temas pendientes, dejar de hablar sobre ello, no relacionar cosas con el trabajo, … Desconectar la mente, vaya.

¿Cuál es el objetivo de hablar de la desconexión laboral?

  1. Si somos responsables de un equipo. El objetivo es que podamos enseñar a nuestros/as empleados/as a salir del trabajo y no volver hasta la siguiente jornada laboral.
  2. Si no tenemos a nadie a nuestro cargo. La meta es aprender a desconectar totalmente del trabajo hasta empezar la siguiente jornada laboral.

¿Por dónde podemos empezar en la desconexión laboral?

Limitar todas las comunicaciones con el centro de trabajo

  1. Cerrar todas las cuentas. Y no volver a abrirlas hasta comenzar la próxima jornada, para absolutamente nada. No nos cuesta nada, ni tiempo, ni esfuerzo. Es algo tan simple y nos evitará que entremos al trapo.
  2. Desactivar notificaciones. Nada de estar pendientes del móvil, ‘tablet’ o correo electrónico. No apoyarnos en esa frase típica de «por si ha pasado/cambiado algo en el trabajo».
  3. Pactar con compañeros/as y jefes/as que solo se le llame en caso de una urgencia laboral real. Que nunca nadie se pueda poner en contacto contigo por temas laborales que pueden esperar a mañana. Asuntos que pueden ser resueltos por otra persona que sí se encuentre en horario laboral.

El portátil apagado hasta nuevo aviso

No confundamos utilizar el ordenador portátil para uso personal con colarnos “un segundo” a mirar o terminar algo del trabajo. Aunque sea solo por curiosidad.

No, nada. Ni un segundo, ni curiosidad, ni terminar los últimos 5 minutos de esa tarea, ni nada. Y nada de “¡ay!, aprovecho que se me ha olvidado tal”; ni “¡ay!, esto puede servirme para cuál”.

Cuando acabamos la jornada, el portátil solo está para sacar fuego a Netflix viendo series o películas, poner música, sacar fuego a Spotify.

Establecer límites eficaces de desconexión laboral

Hazlo con una actividad que te guste tanto que no vaya a fallar.

Si tenemos una actividad o un hábito que nuestro cuerpo o nuestra mente nos pida realizar sí o sí, o que sea de mucho agrado, la desconexión laboral se nos hará más fácil.

Ahora está muy de moda ponerse objetivos de vida deportivos, como el gimnasio. Si de verdad es un objetivo al que nunca fallas, apuntarse a clases es ideal. Aún más si el horario de inicio es media hora o una hora después que el de fin de jornada. Gracias a ello no sobrepasarás la jornada por tener que ir a la clase.

Eso sí, ten en cuenta que esto no funcionará y no será sostenible en el tiempo si no se trata de una actividad o hábito que de verdad desees realizar. Además, es recomendable que sean actividades de ocio y no clases de estudio, ya que tu mente no desconectará. Y recuerda que ese es precisamente el objetivo.

Fija una hora para el ocio y de esta manera será más fácil la desconexión laboral

Todos/as sabemos que lo ideal es tener las tareas de cada día bien planificadas y estructuradas. Es una manera para que cuadren con nuestra jornada y la terminemos habiendo completado todo lo que queríamos realizar. Sin embargo, puede ser difícil acertar siempre con los tiempos y lo más seguro es que se nos quede alguna cosa a medias. En este caso, para no seguir dándole vueltas y no quedarnos con el “runrún”, estaría bien que nuestro ocio esté ya planificado previamente.

Un ejemplo muy simple es, si quedamos con alguien o para algo en concreto, agendar la cita media o una hora después de terminar nuestra jornada laboral. Dando por hecho que somos personas respetuosas y que no nos gusta retrasar o cancelar planes a última hora, no nos quedará otro remedio que dejar el trabajo donde está.

Procurar no aislarnos o no hacer nada durante la desconexión laboral

Seguramente, aprovechar nuestros días libres dentro de casa y no haciendo nada, sea lo que más se parezca a encerrarnos en la oficina y trabajar. Ojo, que para algunos/as este plan es el ideal, y a todos/as nos viene bien descansar de esta manera.

Sin embargo, no debemos no confundir o mezclar sensaciones, ni dejar que nuestro domingo sea de esos de “prepararnos para el lunes de trabajo”. Que nuestros domingos sean domingos como tal, festivos, de descanso, libres, de cuidado y disfrute personal, etc.

Cuanto más nos distraigamos en lo que más a gusto estemos, mayor será la sensación de que hemos salido de la burbuja del trabajo.

No planificar estrictamente nuestro tiempo libre

Al fin y al cabo, planificarnos es lo primerísimo que hacemos en el trabajo. Una vez más, debemos tratar de evitar confundir o mezclar sensaciones de ocio y tiempo libre y personal, con las del trabajo.

Por lo tanto, es lógico pensar que, cuantos menos hábitos compartamos entre un mundo y otro. Menos relacionemos el uno con el otro, mejor. Tener esto en cuenta podría ser una estrategia más, o complementaria, por lo menos.

Convertir el trabajo en tema tabú

Con amigos/as o con familia, ni se pregunta sobre trabajo, ni se habla de él. Hay que marcar líneas rojas, que quede claro que el trabajo y la amistad o la familia no se mezclan.

Esto fomentará la desconexión laboral de la oficina, sobre todo si cada uno/a se pone el objetivo de no comentar sobre su trabajo. Ni tampoco de preguntar a otros/as sobre el suyo, el trabajo no saldrá a conversación.

Que los afterworks fomenten la desconexión laboral

Es decir, que las quedadas a la salida del trabajo no sean para seguir hablando de él, ya que no quedáis para eso. Para eso están la oficina y las reuniones de equipo.

Estas quedadas son para comer y beber, para pasear o hacer algún plan de ocio, para conocerse y realizar alguna actividad de ocio e interés personal común, para reír y charlar de cosas que no tengan que ver con el trabajo, … Así que nada de trabajo.

No llevar el móvil de trabajo encima incentiva la desconexión laboral

Parece lógico, pero hay muchas más personas de las que pensamos, que se llevan el móvil del trabajo a todas partes. Aparecen en las quedadas familiares o con amigos/as, con los dos teléfonos: el personal, y el del trabajo. ¡Evitad esto a toda costa!

No hay absolutamente ninguna necesidad de llevar el móvil encima, nunca fuera del trabajo. ¿Para qué? Dejarlo en casa cargando y apagado debería ser una obligación personal.

Deja los dispositivos de trabajo en la oficina siempre que puedas

Si tenemos un ordenador portátil de empresa, un móvil o cualquier otra herramienta similar, con la que realicemos nuestro trabajo diariamente, poder dejarla en la oficina es ideal para desconectar.

Así, aunque en nuestro móvil personal tengamos ciertos accesos en la nube, no tendremos ningún recurso más. Aunque no podamos evitar mirar ciertas cosas, sí podremos evitar seguir trabajando como tal.

Es muy común tener dificultades para desconectar del todo de nuestro trabajo, sobre todo si somos teletrabajadores. Todos/as sabemos que la razón es que no hay nadie detrás que nos “obligue” a dejar de trabajar y. Asimismo, puede ser complejo llevar a cabo las estrategias que nos pongamos para poder desconectar, ya que depende de nosotros mismos.

Por lo tanto, nuestra recomendación es buscar estrategias que dependan de algo externo. Puede ser la hora de quedadas y citas, personas o actividades. De esta manera sí tendremos ese factor externo que nos falta para “obligarnos” a dejar de trabajar.