¿No tienes tiempo para llegar a los objetivos de tu empresa?
Es posible que esto se deba a que en vuestra empresa no estéis estableciendo objetivos realistas ni alcanzables. Los objetivos deben de tener una balanza entre ser ambiciosos y retadores, pero al mismo tiempo alcanzables y realistas, ya que sino, sólo generarás frustración entre las personas.
En las empresas, el establecimiento de metas adecuadas es fundamental para que las estrategias salgan de la manera esperada, sin embargo, todavía son pocas las que marcan los objetivos adecuados, y en consecuencia, no obtienen los resultados que desearían. En este sentido, el método SMART (Specific, Measurable, Achievable, Relevant, Timely) o en castellano (Específicos, Medibles, Alcanzables, Relevantes y Tiempo-Duración) para fijar objetivos es una de las herramientas más efectivas para lograr buenos rendimientos.

¿Qué pasos seguir para implementar correctamente los objetivos SMART?
Objetivos específicos (Specific)
En el primer paso, estableceremos objetivos claros y precisos que estén acorde a nuestro negocio. Durante este proceso daremos respuesta a las siguientes cuestiones:
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¿Qué se quiere lograr? ¿Hacia dónde se quiere ir?
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¿Para qué va a servir?
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¿Por qué se quiere conseguir?
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¿Cómo se hará?
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¿A quién involucra?
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¿Dónde?
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¿Ayudará este objetivo a obtener los resultados deseados?
Respondiendo a estas preguntas conseguiremos marcar acciones concretas. Por ejemplo, no es lo mismo “quiero aumentar mis ventas” que “Aumentar las ventas de X servicio en un 10%”. Cuanto más concreta sea la acción, más concreto será el objetivo.
Objetivos medibles (Measurable)
Algo imprescindible a la hora de marcar objetivos es que sean cuantificables y medibles, ya que “lo que no se mide, no se puede mejorar”.
Estableciendo una cifra (cantidad, %, tasa, frecuencia, plazos…) te ayudará a conocer en qué medida se está alcanzando el objetivo. De esta manera, si vemos que no vamos a llegar al objetivo estaremos a tiempo para realizar ciertas modificaciones en la estrategia para alcanzar el resultado deseado. Para fijar esta cifra, nos puede ser de utilidad fijarnos en los datos históricos de la empresa o de la competencia.
Por ejemplo, realizar 30 reuniones mensuales, de esta manera, si está llegando final de mes y estamos solamente en 20 sabremos que tendremos que dedicar más tiempo a cerrar reuniones.
Objetivos Alcanzables (Achievable)
La idea es fijar un objetivo ambicioso pero que se pueda lograr. Debe de ser razonable, es decir, ni objetivos excesivamente difíciles ni tampoco demasiado fáciles. Esto ayudará a que los miembros del equipo se esfuercen para alcanzar los objetivos pero que se sientan satisfechos cuando los consigan. Si sólo propones objetivos inalcanzables generarás frustración y poca motivación.
Para establecer objetivos alcanzables deberás tener en cuenta con qué recursos cuenta la empresa, ej. personal, dinero, tiempo, herramientas… Por lo tanto, antes de decidir el objetivo haz un análisis sobre los recursos de tu empresa.
Objetivos relevantes (Relevant)
La motivación es clave para alcanzar un objetivo, es por ello que en este paso debemos de contestar a las siguientes preguntas:
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¿para qué se quiere lograr ese objetivo?
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¿es lo suficiente importante?
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¿vale la pena ir a por ello?
Si respondemos de manera afirmativa a estas preguntas significa que el objetivo SMART va por buen camino. Sin embargo, si la respuesta no la tenemos clara, deberemos de repasar las necesidades de la empresa y valorar si merece la pena dedicar tiempo y recursos a alcanzar dicho objetivo.
Objetivos acotados en el tiempo (Timely)
Los objetivos SMART tienen que tener un plazo específico para alcanzarlos. Esto ayuda a mantener la motivación durante el proceso, ya que cuando te pones una fecha límite harás todo lo posible para cumplirlo para esa fecha.
Pero, ¿Cuándo debe finalizar dicho objetivo? Para calcular qué periodo de tiempo es el adecuado es necesario realizar una valoración del tiempo estimado que ocupará la consecución de dicho objetivo. Para ello, deberemos tener en cuenta los recursos de la empresa y su respectiva prioridad.
Es posible que la primera vez que probemos esta metodología para establecer objetivos nos salgan objetivos muy generales, pero es cuestión de tiempo y práctica el irlos desgranando y concretando lo máximo posible para que cumplan todos los requisitos para ser SMART.
Para finalizar os presentamos un ejemplo completo de cómo se podría aplicar esta metodología:
“Aumentar las ventas de la empresa”. Este es un objetivo que la mayoría de empresas se ponen, pero queda muy ambiguo y poco concreto. Si hacemos uso de la metodología SMART nos podría quedar un objetivo como este: “Aumentar las ventas mensuales del servicio X en un 10% (5 ventas más al mes que en la actualidad) para 2022, con el objetivo de mejorar la cuenta de resultados”.
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2 de esas 5 ventas vienen de clientes actuales
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2 de esas 5 ventas de clientes nuevos
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1 de cada 5 ventas de recomendaciones de clientes actuales
Como podéis observar, este último objetivo es mucho más concreto, ya que establecemos límite del objetivo, un porcentaje para saber cómo está siendo el progreso, e incluso de donde queremos que provengan dichas ventas. De esta manera, todas las personas de la empresa serán conscientes de los objetivos y se esforzarán para alcanzarlo.